I OFTEN OVERLOOK BOUNDARIES; I AM ONE WITH EVERYTHING.

❝ 28o2. ❞

| Empezó a escribir y a recordar, no sabe el orden correcto porque no importaba el modo y mucho menos la razón. Así letra tras letra fue naciendo, bit tras bit, llenando un espacio que realmente no existía, desordenando un poco más el mundo y con ello sus dedos.

❀ unknown artist


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2013年6月30日
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❝ [FF] Solitude Starburst (1/1) ❞

Título: Solitude Starburst.
Autor: Mo.
Pareja: JaeJoong/ChangMin.
Fandom: TVXQ (+JYJ if you want).
Género: Angst.
Rating: PG.
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ChangMin no quiere creer que no es el final. Porque así debe ser más fácil.


0.

Apenas la tocó y desapareció; aquella pluma negra que había encontrado en la ventana de su habitación. Miró a través del cristal y un chico lo observaba. Entonces sintió un calor dentro de si, y le inquietó no saber su procedencia. Precisamente extrañado se alejó de allí, caminó de espalda hasta tropezar con su cama y cayó sentado. Aún desde donde estaba podía ver la luna. Intentó recostarse sin perderle de vista y lo logró. Después de un rato se preguntó si acaso aquella persona seguiría de pie, debajo de la misma luna, esperando por él.



0-1.

Con el cabello aún alborotado y una tostada pendiendo de su boca, partió de a su instituto. La noche anterior había optado por convencerse, o al menos intentarlo, de que había sido obra de su imaginación, del sueño, de cualquier otra cosa que negara su existencia en el plano real (aunque no haya sido el caso). Después de todo no era la primera vez que lo encontraba vigilándolo. Y quizás tampoco sería la última, creía. Pero la idea no era enfrascarse en conversaciones consigo mismo que no le llevarían a ninguna respuesta. En cambio, sabía que llegaría tarde si no se apresuraba.​

Pero aquel día Shim ChangMin no llegó tarde. Aquel día Shim ChangMin nunca llegó al Instituto.



2.

- ...es una bomba de tiempo- escuchó al momento de despertar, recostado en la habitación del hospital. Lo hacía sentir pequeño, tan pequeño que hasta la misma cama le quedaba grande.

Los médicos afirmaban lo que siempre veía en las series de TV que tanto le entretenían, con los típicos parlamentos. "La medicina esta muy avanzada, con suerte la terapia puede frenar el avanzado deterioro de sus órganos"... pero eso era todo, no había otra cosa más allá. Y lo sabía dirigirle una mirada al doctor. Sabía que no habían más palabras reconfortantes, ni una sonrisa formal que compartiera un poco de confianza con el paciente. Ni siquiera necesitaba valerse de un buen IQ ni de las excelentes notas que sacaba en el instituto para saber que aquel sería un camino de espinas que sólo lograría alargar su vida un poco más a cambio de dolor, mucho dolor, usase la vía que se usase. Y... no. ChangMin no estaba dispuesto a pagar ese precio.



3.

¿Cuándo había sido la primera vez que había visto a ese joven observándole detenidamente? Vagamente lo recordaba, pero estaba seguro de que había sido desde al primer instante en que había abierto los ojos en el hospital. Aquel momento del que apenas tienes recuerdo; en el que luego del shock tu cerebro parece ponerse en marcha de nuevo para reorganizar la información de todo lo sucedido.

- Pareces más inteligente que el resto - le dijo la primera noche en que se había dado cuenta de que había despertado en aquel infierno que tapizaba su piel de sudor cada vez que intentaba dormir.

ChangMin no le contestó, aún no se animaba a mirarle a los ojos. Se rehusaba a darle alguna explicación a su presencia. A aquella presencia que sólo él podía notar y que jamás le abandonaba, que se escondía en los rincones de su habitación incluso semanas después de haber sido dado de alta.



4.​​

Sacudió su cabello húmedo y pasó una toalla un par de veces para secarlo, luego hundió sus manos en el guardarropa y tomó la primera camiseta y el primer pantalón que encontró. Ese día vería a JunSu, y era la primera vez en unos dos meses que no compartía con su mejor amigo. Demasiado tiempo después de pasar toda una vida metido en la casa del otro.

Deslizó los pies dentro de cada zapato bajo la atenta mirada de siempre.

Sin prestarle atención, como si invisible fuera, pasó por su lado (ignorándolo como de costumbre) y corrió escaleras abajo.

- ¡Madre, madre! Voy a ir a la casa de JunSu - le recordó lo que habían hablado la noche anterior.

- ChangMin, acerca de eso...

Con voz temblorosa le soltó palabras que no esperaba, mientras que desde un rincón los mismos ojos de siempre se tornaban impacientes.



5.​

- ¿Que tal si nos vamos de vacaciones? Podríamos ir a la playa, ¿no te gustaría?

- Madre, mi vida no es tan trágica como la película que estabas viendo ayer.

- ¡¿Qué película?! - exclamó la señora en voz baja, centrando su atención en las naranjas que pelaba con mucho más ahínco que segundos antes.

- Sí madre, ésa de la chica con cáncer. Sé que voy a morir en cualquier momento, pero mi historia no va a ser tan desgraciada por eso...

El golpe que su madre descargó en su mejilla fue tal que le hizo girar el rostro. Le sonrió sin mayor intención y subió hasta su habitación, una vez allí se sentó en su cama. El sabor de que todo acabaría pronto le dejaba sin más ambiciones que las de unos días tranquilos. Y con tranquilos se refería a vacíos, en los que interactuar con nada más. Ya le habían quitado a Junsu por "protección", ¿de verdad podía esperar algo más? Por un momento quiso que el colchón se hundiera y lo tragara.

A los minutos la figura que siempre le acompañaba se sentó a un lado de él, y le observó; así, tal y como siempre lo hacía, intentando registrar algo en los ojos que siempre lo ignoraban.​



6.

Cuatro meses desde el día en que descubrió lo frágil de su realidad. Se cansaba de escapar de la presencia del joven que le perseguía, hasta que desistió. Ahora, de vez en cuando, lo miraba por el rabillo del ojo intentando no ser descubierto, para luego volver a fijarse en la tarea que hacía. No sabía qué pasaba con su cuerpo, pero hasta este mismo parecía haber entendido sus intenciones. Al menos agradecía no haber sufrido más ataques; se estaba acabando, y en silencio. Así sus actividades se redujeron paulatinamente hasta quedarse en casa el día completo, con la compañía del ser extraño que nadie veía. Nadie más que él.

Pero al fin ChangMin empezó a reír, y lo hacía de su situación; porque aunque parecía que todo había sido dicho, y pensaba que nada podía ser peor, sus padres decidieron por fin compartir la decisión definitiva que habían tomado con respecto a su vida.

- Irás a terapia - dijo su padre.

¡No, no quería! Los ojos de ChangMin se abrieron por instinto intentando captar algún signo de contradicción a lo que en ese momento se filtraba por sus oídos... Pero no. Lo único en lo que involuntariamente fijó su mirada fue en el chico que siempre le seguía y en el brillo extraño de sus mejillas.




7.​

Apenas inclinado hacia adelante, dejando reposar su cabeza entre sus manos, veía fijamente la pared. Al menos eso pensaría cualquier persona que pasara por por allí y de casualidad se topase con la existencia del silencioso muchacho. Pero ni siquiera eso. En el pasillo no se encontraba únicamente ChangMin..., era él y el otro muchacho. "El de siempre". ChangMin lo miraba fijamente, éste estaba sentado en el suelo, frente a él, mirándolo con la misma intensidad de ayer, de hace unos meses; de toda la vida. ¿Que pasaba por su mente? se preguntaba a menudo. Y más aún ¿qué era él? A pesar de éso, la pregunta que formularon sus labios fue totalmente diferente.

- ¿Cómo te llamas? - le hizo saber con un tono de voz apenas perceptible.

Una de las mejillas del extraño muchacho se hundieron, sus labios se curvaron y una sutil sonrisa apareció.

- Soy... - comenzó diciendo, pero se había detenido. Y, en la pausa en la que debió de haber una o muchas palabras, sintió el calor que le había transmitido aquella noche que ahora se sentía tan lejana. Entonces, continuó... - JaeJoong.

ChangMin sintió un escalofrío y con ello el calor se esfumó. Era como si con escuchar su nombre se hubiera roto un pacto antinatural que los mantenía apartados. De no existir su presencia se hacía más fuerte, aunque siguiera siendo él el único que lo notara. En ese momento llegó su madre con el mismo médico que había diagnosticado su enfermedad, aquella a la que se había negado a darle nombre.

- ¿Así que te decidiste por venir?



8.

El terror nubló la poca consciencia que te quedaba. Algo se desgarraba, lo escuchabas con claridad... pero no provenía de algún lugar cercano; provenía de ti. Dentro de ti, e iba hacia afuera. De un grito te envolviste en un abrazo, intentando inútilmente mantenerte unido. Como si pudieras sostener unas rocas que ya habían iniciado su proceso de corrosión hace tiempo... ¿Pero qué podías hacer? Nadie más lo haría por ti, si eras tú el único que podía entender la situación.

Gritaste más, y mientras más te odiabas, más te desgarrabas. Y mientras más te desgarrabas, menos aire podías alcanzar... Y mientras menos aire...

- Calma - un susurro inundó tus sentidos. El aliento que chocó contra tu oreja izquierda te hizo abrir los ojos de golpe; todo había sido un sueño.

Pero había algo que seguía fuera de lugar. Encima de ti, estaba él. Él. JaeJoong. Te sujetaba de los hombros, como si evitara que se salieran de su lugar. Como haciendo todo para tenerte compuesto, evitando que te desmoronaras a pedazos. Y se sentía bien.



9.

¿Qué quieres, ChangMin? Él sigue ahí, inagotable, absorbiendo de tu tiempo, haciendo que entiendas cosas que no necesitan palabras ni voz. Él esta ahí. Él esta ahí esperándote. Lo has sabido desde hace mucho, desde antes de verlo en el hospital; lo has sabido desde que te observaba en la calle. Incluso lo sabías antes de verlo a través de tu ventana en la bonita noche de luna.

Van una semana desde que comenzaron los programas de rehabilitación, y realmente no te pesa saber que el único que ha estado contigo a sido él. No tu madre, no tu padre. Porque sí, por alguna razón --no lo suficientemente desconocida-- te había tocado ir solo. Solo a vistas de un tercero, claro.

- ¡¿Ch--... ChangMin?! - gritó alguien desde el otro lado de la calle. Era JunSu.

La soledad de tantos meses se había agolpado, repentinamente, en los ojos de ChangMin.



10.

- El doctor ha dicho que hay una mejoría, ¿no lo sientes tú también? - preguntó su madre mientras ordenaba algunas camisas.

¿Sentir que? Sentir que todo lo que le quedaba de vida estaba siendo robado por aquellos ilógicos tratamientos, pues sí. Eso sí que lo sentía.

- Tu reserva de hidrógeno se ha acabado, y la de helio esta cerca del punto límite - respondió con simplicidad una voz a su espalda.

- Sí, madre - fue toda su respuesta.

Al llegar a su habitación, algo incómodo, ChangMin abrió la boca.

- ¿A qué te refieres?

El otro le miró de hito en hito. Sus ojos habían perdido toda la fuerza que los caracterizaba. ¿Qué pasaba?

- Tú... ¿no recuerdas la vida y muerte del sol?



11.

La teoría decía que una vez se acabara todo el helio que el sol pudiera quemar, empezaría a trabajar con carbono. Pero antes la estrella pasaba por largas etapas de inestabilidad. O algo así iba. Al final esta misma se encogía y moría. ¿Era eso lo que le había intentado decir, que le quedaba poco tiempo?

-Tú y yo somos como el sol y la luna. La necesidad y los deseos. Por eso no he evitado salir con la relación; lo siento - y sus ojos no volvieron a recuperar su brillo característico. ¿Cuándo se había vuelto tan humano?



12.

No recordaba el tiempo ni el lugar, pero estaba seguro de que había existido en algún momento. De que había tenido padres, e incluso hermanas... muchas hermanas. Pero no sabía de sus rostros, de sus nombres, de sus personalidades... De muchas cosas que significaban tener un lugar en el mundo. Lo había perdido todo. ¿Cómo? No tenía ni idea. En su cabeza sólo quedaba espacio para un reducido tipo de memorias. Eran tan banales que había sido incomprensible haberlas conservado luego de morir.

Entonces empezó. Intentó compartir pedazo por pedazo lo que creía que había sido de su vida... Y el ChangMin lo escuchó con atención, siempre con mucha atención, y eso hizo que se esforzara más. Estaba violando muchas reglas, pero ya no podía dar marcha atrás al tren que había dado rienda suelta el día que le había dicho su nombre. El que pudiera verlo de por si había sido un problema.

- No sabía que en la tierra podía encontrar la estrella que tanto deseaba alcanzar. Pero estaba tan lejos como aquellas que admiraba en el cielo.

ChangMin abrió su boca, pero la volvió a cerrar, quizás esperando a que continuara.

- ¿Sabes porqué?

El joven negó. Ahora era él el que lo miraba incesantemente a los ojos.

- Porque tuve que morir para encontrarte.



13.

- La gente espera por ti.

Mentira.

- Preguntan si volverás pronto...

Mentira.

- ...¡Yo digo que sí!

¡Detente, JunSu! No mientas más...



14.

Deslizó una de sus piernas fuera de la ventana, luego la otra. Caminó con cuidado para que la nieve en el techo que pisaba no le hiciera resbalar. Mientras JaeJoong miraba el cielo, tan bonito con su luna como no lo había estado en meses. Por primera vez en mucho tiempo no estaba siendo escondida ni por una nube, de ese modo le transmitía cierta seguridad. Era como si de la nada pudiera volver a encontrarse con la figura misteriosa al otro lado de la calle... Pero no era la misma noche, no era el mismo ChangMin y tampoco el mismo JaeJoong.

- Harás que tu amigo mienta.

- ¿Ah?

- Él... está seguro de que regresarás a clases.

¿Por qué lo hacía tan difícil? Su trabajo era esperar a que muriera, su presencia sólo significaba que su final era inminente. "El que sigas allí hará que él mienta, no yo."

Cuando llegó a la orilla saltó con cuidado hacia abajo, sosteniendo en un último momento su peso con sus manos y así amortiguar la caída. Era la única manera en que podía escapar.



15.

De lo único que se arrepintió fue de las lágrimas que derramarían. "Pobre chico, tan joven" dirían los vecinos, aunque sabía que jamás le habían tomado aprecio alguno. Sus compañeros de clases harían algo similar. JunSu... No quería pensar en él. Ni en su madre, ni en su padre. Tampoco quiso recordar muchas cosas, pero lo hizo. Corría bajo la nieve porque... ¿acaso no era una noche despejada? Lo cierto es que en cualquier momento había dejado de serlo, y que con la misma rapidez en que la luna había desaparecido JaeJoong también.

Creía que si corría un poco más, sólo un poco más, lo podría alcanzar. Ese había sido el plan...

Morir.

"Pareces más inteligente que el resto..." fue una de las tantas cosas que vino a su mente. Había sido lo primero que escuchó decir del ángel... Porque JaeJoong era un ángel, ¿verdad? Nunca se lo había preguntado, y ya no estaba para intentarlo.



16.

- ¿Sabes?, te quería... para mi.

Pero seguiría siendo su estrella inalcanzable.


17.

El periódico local retrató la nota con esmero. Se cansaron de llenar sus hojas con la palabra "milagro", llamaron la atención de la prensa nacional y la historia se siguió lanzando, pero no tuvo tanto éxito como en su localidad. Había sido algo difícil de creer. Ahora la gente lo visitaba, y aunque no quisiera no tenía para donde correr (esta vez no). El hecho de que lo hubieran encontrado prácticamente sin signos vitales aquella mañana en medio de la calle, y que por obra y arte del señor al poco tiempo su cuerpo no mostrara vestigio alguno de todo lo que había pasado en los últimos meses con su cuerpo, no podía ser ignorado.

Todos lloraron y como sus lagrimas pasaban, los años también. Se olvidaron de su milagro, porque volvía a ser el muchacho sano. Y el muchacho, se convirtió el hombre.



18.

A veces lo veía en sueños, pero no era más que fragmentos. Sus ojos le decían tantas cosas que por momentos lamentaba volver a despertar en el mundo que había considerado un infierno, pero que le había regalado un pedacito de compañía en los tormentosos meses que lo siguieron.



19.

- JaeJoong... - se escapó de sus labios un día, mientras tostaba unos rodajas de pan. Le había tomado por sorpresa, hacía años que no lo pronunciaba... pero ahora lo entendía todo. Necesitaba decir su nombre para saber que todo había sido real. Por eso había dicho que "era más inteligente que el resto", le había tomado tiempo, pero lo había entendido.

Había sido enviado no para esperar a que muriera, como un ángel de la muerte, si no para cuidar de él. Por eso había logrado llegar a allí, sano y salvo... ¿Estaba en lo correcto? Y por la misma razón nunca regresó, porque ya no era necesario. El que siempre le acompañara no había significado otra cosa más que todo estaría bien. Después de todo, la estrella nunca muere. Al final de tanto caos sigue brillando.

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