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- ¡Señor, señor! - dijo la pequeña rubia que había visto llegar corriendo con un globo en una de sus manitas, y una polaroid instantánea en la otra- ¿Podría tomarle una foto? ¡Sonría para mi, señor! -y le entregó el globo- Por favor, una foto~.

JaeJoong desconcertado, entre las cavilaciones internas y las curiosas y variadas cintas que sujetaban al globo y se le arremolinaban alrededor, escuchó un CLICK de la polaroid, y un poco más allá una pregunta que lo dejó más extrañado. Ya para cuando había apartado todas las cintas de su cara la chica se había ido.


Una pequeña anécdota que a veces lo desconectaba del mundo por momentos, una que no le había comentado a nadie no porque no quisiera, sino porque carecía de significado. El globo ya no lo tenía, al menos no inflado... Fuerzas ajenas a él, como el tiempo, la humedad (¿qué clase de factores afectan la elasticidad de un globo?) lo habían reventado hace tiempo. A pesar de ello lo conservaba atado a la manilla de la puerta de su habitación.

Hacía poco que se había mudado con HyunJoong, y era agradable. Se sentía más liberado. Sí habían viajado juntos a Canadá, pero también había ido a Australia como lo tenía planeado, aunque no consiguiendo por fin encontrarse con ChangMin como se lo había propuesto. En cambio se había topado con aquella pequeña. Eso había pasado en su viaje a Sydney.

-¿Cuándo me vas a contar qué significa ese globo?, ¿es una especie de sacrificio? ¡Te los enseñaron los aborígenes australianos! -y en el rostro de su amigo apareció una mueca graciosa.

- No, ¿por qué debería contártelo? - le preguntó JaeJoong con una mirada divertida y un libro entre sus manos, rodando de acá para allá.

- ¿Y por qué no? Guardas con tanto recelo su significado... -dijo tomando entre sus dedos alguna de las cintas.

- ¿Y si no lo tiene? - preguntó buscando de nuevo en la página donde se había quedado.

- Si no lo tuviera no estaría allí, las cosas sin significado no permanecen por mucho tiempo en nuestras vidas... Ése globo lleva meses.

- Aún no entiendes, es más que eso. ¿Acaso por el hecho de que no tenga significado le quita valor?

- Si lo tuviera como creo que tiene; le otorga significado, y le da poder de permanecer más tiempo atado allí. Si tan sólo estuviera inflado como cuando lo trajiste, lo aceptaría; pero ni como adorno sirve. -entonces por fin se dirigió hasta el guardarropas de JaeJoong, donde empezó a hurgar.

- Oye... ¿Sabes... cuánto cuestan las polaroids instantáneas?

Ése día volvió con las manos llenas a casa. Una bonita y nueva cámara atravesaba la puerta consigo, además del acostumbrado postre que compraba todos los día en la tienda que quedaba cerca del departamento. El segundo objeto fue el que su compañero notó en primer lugar.

- Tú y tus malditos postres... Te harán engordar, ¿sabías? Mejor te ayudo hoy. - entonces le quitó la cajita de colores pasteles que contenía el delicioso dulce, y se sentó en el sillón que tenía justo al frente para poder comérselos con tranquilidad... O a tragárselo mientras JaeJoong distraído le observaba incluso con los labios ligeramente abiertos, como esperando que le convidara algo que originalmente era suyo. Pestañeó para volver a la realidad atraído por la verdadera razón por la que había salido aquella tarde- ¿Qué más trajiste a casa?, ¿qué es eso otro?

Y se le ocurrió una idea para comprobar la calidad de su nueva adquisición.

- Tú sólo come, a mí ni me mires. Me lo quitaste y sin pedírmelo, entonces ahora no te mostraré nada. -dijo con fingida molestia y se fue hasta la cocina.

Al otro pareció importarle más el pastel que lo que él decía. Aprovechando la ocasión se acomodó detrás de el muro de la entrada a la cocina y enfocó la cámara porque afortunadamente desde ese ángulo no podía descubrirlo del todo. Y le gustó lo que vio. Desde esa posición podía notar como los rayos del sol en pleno atardecer se filtraban a espaldas de HyunJoong y hacían simpáticas danzas que acariciaban sus cabellos.

Sonrió y entonces... CLICK, el mismo sonido que aquel caluroso día en la plaza de Sydney. Y las palabras que la pequeña había soltado cuando le había tomado la foto regresaron a su mente.

"¿Eres felíz?"

El teléfono sonó, HyunJoong se atragantó con el pastel y la foto instantánea salió, hasta llegar al suelo. JaeJoong se agachó a recogerla mientras su amigo extendía el brazo para tomar el teléfono.

- ¿Sí, diga? ...Ah, ¿de parte? Sí, sí se encuentra, ¿pero con quién le comunico?... ¿Aló?

- ¿Quién es? -JaeJoong asomó su cabeza.

- No sé, acaban de colgar -le respondió extrañado con la crema pastelera cubriéndole toda la boca y parte de la mejilla, imagen por la que no pudo evitar sonreír.

- ¿Quieres más? -preguntó alegre, tomando su chaleco y poniéndoselo de nuevo. El contrario sólo le respondió con una nueva enigmática sonrisa. Sí, él quería más... y de otras cosas que JaeJoong sabía- Bueno, de todas maneras compraré dos porciones esta vez, ¡para no quedarme sin nada! -embutió su celular y la instantánea en el pequeño morral, luego sus llaves y volvió a abrir la puerta, para de nuevo rodearse del frío de la calle.

- ¿Por qué, incluso luego de pedir que te llamara, no fuiste tú quien contestó? -le preguntó alguien desde la entrada del apartamento, a espaldas de JaeJoong.

Entonces aquél alguien tomó su mano.

- ¿Eres feliz?


Dilo... Dí 'quédate conmigo' y todo se arreglará. Límpiate el rostro, olvida lo que pasó... Esperamos por ti, ¿lo sabes? Quédate con nosotros, no vuelvas a huir...